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sábado, 16 de noviembre de 2013

ACERAS QUE DAN ASCO POR CULPA DE LOS PERROS Y SUS DUEÑOS


   Es habitual ver en cualquier pueblo o ciudad, a los dueños de los perros pavoneándose por las calles como si fueran territorio suyo. Van con la cabeza bien alta, como si fueran ciudadanos modelo, cuando en realidad son unos cochinos que van dejando excrementos por donde quiera que pasan. Muchos, en el colmo de la desfachatez, incluso llevan los perros sueltos pese a que saben perfectamente que está prohibido hacerlo. Sin duda, se sienten seguros ante la incompetencia y dejadez de las autoridades que tienen la obligación de multarles.
   Estos cochinos llevan a sus perros para que se meen cada pocos metros, allí donde les venga en gana. Como carecen de la más elemental educación, lo mismo les da que el maldito chucho se esté meando en la puerta de una vivienda, en la mercancía de una frutería o en los pies de un niño. El dueño no hará la menor intención de regañar al animal ni de evitar que lance su repulsivo líquido allí donde le plazca. Si uno se le queda mirando desafiante, incluso lanzará alguna sonrisa estúpida, creyéndose el rey de la acera.
   No se le ocurra tocar el coche de esos sujetos o armarán la de San Quintín. En cambio, ellos gozan del privilegio de manchar todos los coches y motos con la orina de sus perros y se quedan tan tranquilos.
   En cualquier acera hay que ir saltando entre los ríos de meadas de perros que han ido dejando personas que no pagan nada por ensuciar las calles cada día.
   Eso en cuanto a los excrementos líquidos. Con los sólidos, casi lo mismo. Los cochinos dejan que sus perros escojan el lugar donde cagarán, lugares del todo inapropiados. Muchas veces, los dueños no recogerán los excrementos. Y aunque lo hagan, ahí quedarán sobre la acera los restos, para que todo el que pasee por el lugar pueda llevárselos a sus casas adheridos a sus zapatos o en las manos de algún niño descuidado.
   Estos cochinos que diariamente ensucian las calles, lógicamente no piensan en los invidentes ni en las personas que precisan de silla de ruedas y que han de ver cada día cómo sus bastones o sus sillas se ensucian con los nauseabundos excrementos de los perros.
   En una sociedad medianamente civilizada se prohibiría la tenencia de animales en viviendas particulares, tanto en pueblos como en ciudades.
   En una sociedad medianamente civilizada en todo caso, se obligaría a que los perros hicieran sus necesidades dentro de las viviendas de sus dueños.
   En una sociedad medianamente civilizada, estos cochinos que ensucian cada día las calles deberían salir muertos de la vergüenza y siendo señalados por el resto de vecinos y no presumiendo como ahora.
   STOP A LA TENENCIA DE ANIMALES EN PUEBLOS Y CIUDADES. POR UNAS CALLES MÁS LIMPIAS E HIGIÉNICAS.